Durante las primeras semanas después del parto hay que observar cómo se comporta la perra. El puerperio canino no debe tomarse a la ligera. En esta etapa, se pueden presentar problemas serios, entre otras cosas, porque haya algún cachorro retenido o placentas que no han sido debidamente expulsadas.
En primer lugar, hay que tener presente que, durante el puerperio canino se producen cambios hormonales en su organismo.
También ocurren cambios fisiológicos. Además, como inicia una etapa de amamantamiento, va a requerir una muy buena alimentación, de gran valor energético, para poder hacer frente a las exigencias nutricionales de los cachorros.
Durante el post-parto canino es normal que la perra, sobre todo durante la primer semana, tenga pérdidas vulvares sanguinolentas, a veces se presentan en forma de coágulos, y van con el correr de los días disminuyendo. Pueden durar normalmente unos 15 días.
Las señales de que algo no anda bien en la perra después del parto.
Si las pérdidas de que hablábamos antes, se prolongan por más de 20 días, conviene tomar unas muestras para enviar al laboratorio y ver si hay alguna bacteria que provoque el problema. Además, con las dificultades post-parto pueden suceder dos cosas: o que la perra esté muy decaída, no atienda a los cachorros, se muestre indiferente, o por lo contrario, se la vea muy nerviosa, alterada, sale de la paridera, da distintas señales de nerviosismo, puede ocurrir que, todavía tenga algún cachorro adentro. Que el parto realmente, no haya terminado y le está molestando. A veces ocurre también, aunque no de muestras de tanto nerviosismo, que haya placentas retenidas.
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