Al igual que nosotros los humanos, nuestros amigos peludos pueden experimentar estrés y algunas situaciones que pueden generarles tensión. Si notas que duerme de más, que es agresivo, no quiere comer, ladra más de lo normal, no quiere salir a jugar, o jadea en exceso, o presenta conductas que usualmente no manifiesta pueden ser síntomas de estrés y si no se atiende puede traernos consigo problemas serios.
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